Cochina envidia



Nunca he envidiado a nadie,   bueno, nunca he tomado en serio la envidia que pueda nacer en mi porque se que soy un hombre capaz de conseguir todo lo que me propongo porque mi determinación es fuerte.    Si no logro algo en un momento determinado no signifique que mas adelante no lo logre.

Pero creo que lo único que no he logrado es  lo de "no perderlas"...  Esas chicas con las que he escrito capítulos de mi vida.

Visite el perfil de facebook de esa chica que hace una década ame con locura.   Como pasa el tiempo, ella cada vez mas madura, cada vez mas felizmente casada y cada vez mas alegre siendo madre.

Siendo todavía muy joven pensé que con ella iba pasar el resto de mi vida.  Ahora esta en algún lugar de Europa casada con un europeo  y madres de dos pequeñuelos.   Obviamente la perdí.

Cada vez que trato en estar en corriente con la vida de la chica que ame con locura se vuelve uno de los pocos momentos que siento realmente envidia.   Pura envidia al hombre que se caso con ella  y se convirtió en el padre de los hijos de ella.    Maldito español, maldito porque lo envidio, maldito porque esta con ella.

Los que no separo no fue culpa de ella ni mía  sino  el azar que hiciera que ella y yo naciéramos en esta época y en este país.   Su familia decidió irse  y tener el océano Atlántico como barrera no ayuda a ninguna relación, sencillamente terminamos. 

La vida es una desgraciada, vil e infeliz.    Y si la llore para mis adentros, y bastante.    Recuerdo mis peleas con ella, mis alegrías con ella, nuestras pasiones juveniles, nuestras miradas.   Lo recuerdo todo de ella.

Recuerdo el sabor de su piel....  

Realmente llore mucho por ella  y es que a los 19 años es difícil aceptar  el hecho que la vida es algo real y que duele.

Recuerdo los dos años que estuvimos juntos.  El principio  la conocí en el gym de la esquina de la cuadra comenzó todo con una discusión.  De esa discusión empezó nuestra relación convirtiéndose en una sinfonía de pasiones y cariños de nunca acabar.


Recuerdo  que  muchas veces la acompañaba a su casa sin importar la hora que fuera (las ventajas de la vagancia).     Solo eran 10 cuadras distancias  pero no me importaba recorrer esas distancias con tal de  asegurarme que estuviera sana y salva en su casa.

Esas 10 cuadras eran para reflexionar, para creer en lo que había vivido y entender lo que sentía.   10 cuadras de alegría pura.

Eran 10 cuadras en las cuales llegaban todas las palabras de amor que sentia por ella

Lo que nunca le perdone a ella fue que me oculto la sentencia de muerte de nuestra relación, me aviso apenas unos días antes de irse del país el hecho que su familia y ella se iban para siempre, cuando ella lo sabia con meses de antelación.

Cuando me dijo que todo terminaba en una semana yo ni reaccione,  creí que era una broma de mal gusto, mi mente juvenil no era capaz de asimilar lo que escuchaba.   No era capaz de aceptar que no la iba ver mas en mi vida.

Siempre supo que se iba, su familia estuvo planeando la ida por algunos meses, pero me lo dijo una semana antes de irse.

Desde el momento en que me dijo que se iba hasta el momento que se fue yo  no había caído en cuenta que iba a perder a la mujer de mi vida y más nunca la iba a ver.

Un chico de 19 años no tienes idea de lo hostil que puede ser  el mundo o lo cruel que puede ser el destino:  viviendo un amor condenado a muerte.

Por dos años lo significo todo para mi y lo siguiente que supe es que se iba.


Fuente: http://jerrysthoughtsinpoetry.wordpress.com/page/2/


Cuando se iba a tomar el avión para Caracas, ella solo me dijo que no dejara de escribirle mis cursis poemas de amor.

En ese momento me quebré porque sabia que ya no iba haber  un mañana para los dos en el cual pudiera dedicarle los poemas que le escribía.  Un recuerdo triste para toda la vida.

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