Y esas llamadas pérdidas que
Pensando aleatoria mente, tuve ese sentimiento de que nada necesitaba e internamente recordé.
Recordé ese estado en el cual te sientes represado,obstinado hacia el todo, mejor dicho, aburrido de alguien.
Ese alguien era una chica abdomen plano, piel canela y curvilínea,
termine en ese estado de aburrimiento en el cual consideras que no tienes nada
mejor que hacer entonces lo haces.
Hay chicas que son producto
de tener mucho tiempo libre (cuando lo tenía) y eso conlleva a una forma laxa de tomar
decisiones a la ligera, de ese modo, te das el lujo de tomar malas decisiones.
Bueno esa chica de nombre raro es de ese tipo de chicas.
A vece puedo compórtame como un malcriado por ello mientras
repica mi celular y veía su nombre en la pantalla del celular sencillamente dejaba que sonaran sin atender
solo por el la malcriadez de ver cuántas
veces seguiría insistiendo en comunicarse.
La verdad pensé que insistiría
no más de 15 minutos pero con una satisfacción
culposa vi como siguió llamando por una
hora y media. Mientras observaba como insistía e insistía
en llamarme estaba en mi momento farandulero tomando un capuchino y comía chocolates
de mi sitio de café favorito. Sé que
fue cruel comer chocolates con tanto gusto mientras veía cada llamada que ella
me hacía y yo no contestaba con una
media sonrisa en el rostro.
No sé pero me fije alrededor y vi una chica bella sentada
sola en el mismo café en el que yo estaba, con
pantalones cortos de Blue Jean, blanca, cabello castaño y un piercing en el labio inferior, era
bonita sin duda. En un momento atípico de
valentía en mí me levante de mi mesa y
fue a la mesa de ella, sonrojado le pregunte:
-Chica, que vergüenza contigo pero puedes hacerme un favor puedes
contestar la siguiente llamada y decir:
“Por favor dejar llamar a mi novio, él está
conmigo, no busques lo que no
aprovechaste en su momento. “
-Es que alguien que
no entiende que lo que se acabó se acabó, le dije.
Ella con una risa picara
tan solo agarro mi celular y dijo
exactamente lo que le pedí que dijera y a partir de ese punto no continuaron las llamadas.
Le dije muchas gracias y fui
de regreso a mi mesa cuando ella me dijo: “No te escapes tan fácil ahora debes invitarme el café por el favor
recibido”. Me senté
con ella y empezamos a hablar y reírnos, pude notar un hermoso olor a perfume
de canela que ella irradiaba.
Eso sucedió como a
las 5 PM de un viernes y como 10 horas después, más o menos, las 3 AM del sábado siguiente tenía en mis manos un libro
de Orhan Pamuk, “Estambul”. Mientras curioseaba por enésima vez sus páginas
y escuchaba “Norwegian Wood” de los
Beatles solo podía observar a la chica
del perfume canela estaba durmiendo plácidamente en el sofá solo llevando una camisa a rayas que le preste horas ante y tan solo divagaba si
realmente había pasado lo que había pasado y si se repite la situación, quien sería
la nueva chica que me ayude superar la situación.
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