Con locura


Hace varias noches estuve conversando con mi  “mentor”  y el “poeta”  (Mis Roommates) después de  una larga jornada de actividades  masculinas e intelectuales.   Videojuegos esencialmente.



Cuando los hombres hablan, generalmente de temas tales como: videojuegos, deportes, Anime, películas o viejos amores (esos de los que duelen).    Lo temas de la pornografía y sexo en general van con los carajitos de 15 años.

En general yo soy el que toca el tema de un viejo amor.   De eso amores apasionados. eso amores que te marcan ni se te olviden porque en esa noche nostálgica. Empece a recordar.

Recordé como todo empezó con una disputa en el gimnasio, una maquina y miradas de mas.    

Ella creyó que con su físico me manipularía pero lo que hizo fue despertar el imbécil en mi. Y realmente puedo ser un imbécil si me lo propongo


No iba  dejar que me dominara  solos por sus grandes, rosadas y pecosas glandulas mamarias.  Yo no iba hacer el papel de bobo condescendiente.

En el duelo de pulso que hubo entre ambos, cada mirada, cada palabra, cada gesto era un reto.  Pero de ese reto nació  lo nuestro.

Me descare y la bese y lo sorprendente ella me devolvió el beso, así de sencillo empezó todo

Recordé como odiaba pero amaba su sonrisa.      Ese sentimiento, en el cual yo quería egoístamente que su mundo fuera yo como ella era el mundo para mi.


Recordé como deseaba amarla tanto en cuerpo y alma.   Jugar con ella mientras cenábamos.   Como me encantaba llenarla la cara de salsa de espaqueti.


Es cuando no quiero recordarla, la recuerdo.  Recuerdo su sonrisas, sus ojos, sus cabello rubio.. sus senos, sus tatuajes y los N “pare de contar”,en ocasiones, intentaba sufrir de amnesia y bloquear mis recuerdos para impedirme pensarla (sin mucho éxito).


Pero mi mentor me interrumpió, mientras recordaba los aspectos menos íntimos de mi relación  y me pregunto:

“ ¿Debiste haberla amado demasiado?”

Le dije que si, simplemente que si. No solo sorprendido por la pregunta sino sorprendido porque  a pesar de tener los ojos cerrados, no había sucumbido a los brazos de Morfeo.

Luego me dijo:

“Mira,  se puede saber que tanto amaste una  a mujer, dependiendo de lo que te hizo sentir.”

Con ese comentario, llamo mi atención  y le escuche.

“Lo puede saber por lo bien que te sentías cuando ella era parte de tu vida,  o por lo mal que te sentiste cuando ella salió de tu vida.   O en tu caso la forma en que suspiras  cuando hablas de ella”.

Sorprendido, o mejor dicho aleccionado de nuevo por mi mentor solo pude decirle:

Con locura,  la ame...





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